Soldar en los tubos de cobre es un proceso sencillo si respetamos los pasos a seguir y usamos las herramientas más adecuadas.
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Cortar el tubo con el cortatubo
Iniciamos el trabajo cortando bien el tubo. Para hacerlo ya tenemos el cortatubo, herramienta más específica que el habitual arco de sierra, y que evita el problema del corte biselado, que hace que no encaje bien el tubo en el casquillo. Este cortatubo, como lleva dos cojinetes, obliga al tubo a quedar perfectamente encajado, sin posibilidad de movimiento, con lo que se consigue que a medida que vamos apretando con el tornillo regulador, el disco de corte vaya profundizando y haciendo que la pieza se corte. Resumiendo, cada vez que giro se aprieta un poquito más el tornillo del pomo, y así se va incrustando cada vez más el disco y va propiciando el corte de la pieza.
Una vez que el tubo esté perfectamente cortado en ángulo recto y que hayamos comprobado que cuando lo introduzcamos encaja hasta el final del casquillo, debemos tener en cuenta que no haya quedado ninguna limadura, ninguna partícula que produzca que el agua tenga obstáculos al pasar. Para conseguirlo utilizaremos un escariador, que es una herramienta que va habitualmente incorporada en el mismo cortador y que me permite limpiar esas limaduras. Los escariadores tienen diversas formas, pueden ser triangulares o cilíndricos.
Una vez los tubos estén limpios por dentro tenemos que garantizar que estén también limpios por fuera. Limpiamos primero el barniz que recubre los tubos con lana de acero o un estropajo duro. Ahora, con los tubos limpios por fuera y por dentro, ya puedo soldar los tubos.
Aplicar decapante o flux
El primer paso para soldar cobre es aplicar decapante o flux. Es el que nos va a permitir que los tubos queden preparados para tener la capilaridad necesaria para que el calor se distribuya y además evitar que al aplicar calor sobre el tubo de cobre éste se oxide. Procura siempre ser generoso en la aplicación porque tienen que quedar perfectamente cubierta las piezas. Cuando lo apliques en los tubos mételos inmediatamente dentro del casquillo para asegurarnos de que no se impregnan con la suciedad que pueda haber.
El alambre de soldadura de estaño
A continuación, aplicamos el alambre de soldadura de estaño. La cantidad tenemos que utilizar de estaño tiene una regla muy sencilla para calcularla, tenemos que aplicar aproximadamente la misma cantidad que el diámetro del tubo que queramos soldar. Si tenemos que soldar un tubo de 18 milímetros, usamos 18 milímetros de soldadura de estaño para asegurarnos de que cubrimos bien la soldadura. Recordad que sabemos que el cobre tiene la temperatura suficiente para recibir el estaño cuando la llamarada está más verdosa. Como hemos conseguido capilaridad con el decapante, podemos soldar en cualquier dirección, incluso de abajo a arriba. El estaño siempre irá buscando todos aquellos puntos decapados, y por tanto con los poros abiertos, por donde penetrar.
Los sopletes para soldar cobre
El soplete para aplicar el calor puede ser de dos tipos: Un soplete más profesional, con un cartucho de gas de alta temperatura que me sirve también para soldadura fuerte.
Para una soldadura normal blanda, podemos utilizar otro tipo de lamparillas más básicas.
Una información muy útil: Usamos siempre el soplete siempre con la mano menos hábil. Si somos diestros el soplete la mano izquierda. Así, cuando vamos trabajando, la mano diestra me permite ir controlando el estaño que aplico, acercándolo o alejándolo al tubo.
Al soldar cobre fíjate siempre en el color de la llama. La zona interior de la llama de color azul oscuro se denomina la flama. La punta de esa parte azul oscura es la de máxima temperatura. Esa parte es la que vamos a apoyar en el tubo en la zona a soldar, ya que es la zona de mayor calor. El aura de luz del fuego que hay alrededor de la flama es con lo que envolvemos todo el tubo para darle calor, también por abajo y por las zonas a las que no lleguemos bien con la flama.
Tenemos que repartir siempre con cuidado la temperatura entre todas las zonas de soldadura y no ir haciéndolo de una en una para que el estaño de las primeras soldaduras no se reblandezca.
Una vez que hemos terminado de soldar podemos limpiarlo con un paño bien mojado para quitarle los restos del decapante y con cuidado de no quemarnos.
Nuestra soldadura ya está lista.