Elegir la iluminación adecuada a cada habitación depende de 3 factores: la potencia necesaria, la temperatura de luz más eficiente y la tecnología que nos garantice el mejor rendimiento.
Ya habíamos hablado en nuestro post «Elegir bombillas» del aspecto de la tecnología y el ahorro que puedes conseguir al elegir la iluminación que cada tipo de bombilla te puede proporcionar. En esta ocasión vamos a referirnos concretamente a la potencia y a la temperatura de luz.
Vatios o lúmenes
El primer aspecto, en el que siempre insistimos, es que al elegir la iluminación no debes pensar en vatios. Esto tenía sentido antiguamente cuando todas las bombillas eran incandescentes y, por lo tanto, la equivalencia en vatios entre unas y otras era suficiente para identificarlas con la cantidad de luz producida. Pero hablar hoy en vatios es como dar precios en pesetas, francos y liras… la conversión de cada moneda al euro es más que difícil. Pues bien, el “euro” de hoy en día en la iluminación son los lúmenes.
Los lúmenes nos indican la intensidad de luz que nos va a proporcionar una bombilla. Y…¿Cómo sabemos cuánta necesitamos? Pues multiplicando los luxes –otra palabreja- recomendados para cada uno de los espacios de la casa por los metros cuadrados que tenemos.
Lo vemos claro en el siguiente cuadro. En el tienes los luxes recomendados para iluminar cada espacio. Si lo multiplicas por la superficie a iluminar te dará la indicación del número de lúmenes que tienes que reunir para lograrlo. Por supuesto que esto son indicaciones muy generales. Luego está el gusto de cada uno por ampliar esta iluminación. Bueno, el gusto, o las dificultades visuales que cada uno tenga, pues afecciones como la presbicia, o vista cansada, agradecen mucho una buena iluminación para no recurrir todo el tiempo a las gafas.
Por lo que respecta a elegir la iluminación por su temperatura, jugamos con un condicionamiento decorativo, la luz día o luz fría no siempre entra bien en nuestras sensaciones. Pero con independencia de gustos, lo que sí sabemos es que es una luz que define mejor los contornos de los objetos y ayuda a los ojos a trabajar mejor, así que es la luz recomendable para las zonas donde hacemos trabajos “de cierta precisión”: cocinas, baños, zonas infantiles, estudios. Lo ves en el siguiente croquis.
En nuestro vídeo te hablamos de estos aspectos
Y en la misma línea, también te ofrecemos el espacio de TVE que dedicamos al tema.
